“¿Quién soy yo?” es una incógnita que persigue a los seres humanos desde siempre. ¿Quién no se ha hecho esta pregunta alguna vez? Al parecer, cualquier persona sana ha barajado no una, sino varias respuestas. La razón podría ser una condición que nos acompaña como seres racionales, y es que si no encontramos un sentido a nuestra vida nos resulta difícil disfrutarla.
Hay muchas formas de responder a la pregunta de “quién soy yo”.

Tradicionalmente, la religión intentó ayudar a la gente en la tarea de responderse “¿quién soy yo?. Para empezar, ofrecía parábolas sobre nuestros orígenes, y para completar, incorporó el famoso ejercicio del examen de conciencia, acompañado de la confesión, para que cada uno se analizase como individuo.
Hoy en día están más de moda los métodos de búsqueda interior, crecimiento personal, meditación… Sin embargo, todo ello no deja de buscar para adentro, cuando lo que somos en realidad nos viene de fuera.
La técnica más certera, y yo creo que la más antigua, quizás sea la del estudio de nuestras raíces. Es imposible saber quiénes somos sin saber de dónde venimos, quiénes fueron nuestros ancestros, y en el más corto plazo, cuáles son los rasgos distintivos de nuestros familiares directos.

No sólo heredamos el ADN de nuestros familiares, (¡y las enfermedades genéticas!, que dirá algún que otro resignado), también heredamos comportamientos, ideas, predisposiciones, gestos, ¡incluso traumas y pasiones! Se han hecho estudios de este fenómeno a lo largo de los siglos, que vendrían a explicar el famoso dicho: “De tal palo, tal astilla”.
En definitiva, todos tenemos reflexiones y vivencias que nos definen como personas. Memoria Viva te ayuda a explorar quién eres, y con ello ayuda a tus descendientes a saber quiénes son. Tu historia hace a su vez la historia de tu familia y de tu comunidad.
Tal vez ése sea el mejor sentido que podamos darle a nuestra vida, conocernos mejor, aprovechar al máximo nuestra experiencia y así dejar la mejor herencia posible para nuestros sucesores.
8 ideas sobre “¿Quién soy yo? Tenemos la respuesta”
Es muy importante saber de quién vienes para saber quién eres. Nunca pensé, hasta que me sucedió, que pudiera crearte tal desasosiego el no ser quien creías que eras. Al final te das cuenta que quien influye verdaderamente en tu vida son los que te rodean y quieren. Si encima compartes ADN, mejor que mejor. Me parece una idea y un homenaje precioso de los presentes hacia los ausentes por los que estamos aquí.
Esa experiencia que cuentas es apasionante. Seguro que a las personas que te rodean y quieren les interesará muchísimo conocerla. ¡Gracias por compartirlo con nosotros!
Nuestras raíces son extremadamente profundas. Muchos quieren hacerse los originales y no son conscientes lo “romanos” que seguimos siendo en muchos aspectos de nuestra vida.
¡Cierto! Y el progreso, tanto social como personal, es mucho más fácil cuando se conoce y se entiende el punto de partida. Gracias por esa reflexión tan aguda.
realmente sabemos si somos evolución o creación???? …uno de los misterios de la vida, pero es un misterio realmente? …¿Quien puso la puerta en tu casa? ¿quien fabrico esa puerta? ¿porque podemos calcular las orbitas de los planetas, porque podemos salir al espacio con nuestras naves y satélites? parece que hay unas leyes matemáticas y físicas que rigen el universo por las cuales podemos hacer estas cosas y otras más, y lo asombroso es que ya estaban ahí , el hombre solo descubre lo que ya existe, y construye cosas imitando lo que ya existe, ¿somos por tanto creación más que evolución?
Gracias por la reflexión, aunque el tema del articulo no aspira resolver un misterio de esa escala, sino a nivel particular, el de nuestros orígenes familiares. Un saludo.
El Gran Espíritu nos ha creado a todos(palabras de los sioux, “salvajes”)
Todos hemos nacido de una mujer, aunque somos diferentes en muchas cosas. No nos pueden hacer de nuevo. Vosotros sois tal como os hicieron, y tal como os hicieron podéis seguir siendo. Nosotros somos tal como nos hizo el Gran Espíritu, y no podéis cambiarnos; entonces, ¿por qué habrían de pelearse los hijos de una misma madre y un mismo padre? ¿por que uno habría de engañar al otro? Yo no creo que el Jefe Gran Espíritu diera a una clase de hombres el derecho de decir a otra clase de hombre lo que deben hacer.
Jefe Joseph, Nez Percé 1879
Qué bello texto. Gracias por copiarlo aquí.